Clientes y Servicio|Cómo seguir compitiendo

Todo en la naturaleza tiene un orden, cuenta con principios y leyes que le facilitan al hombre vivir bien.

Desde el microscópico átomo hasta el gigantesco universo, muestran un impresionante orden, y el hecho de que el hombre a veces no conozca o no comprenda cabalmente dichos principios, no le impide estar regido por ellos. Si actúa tomándolos en cuenta, le ira bien, pero si actúa olvidándose de ellos o en contra de ellos, tarde o temprano le irá mal.

El mundo de los negocios también tiene sus principios y leyes, sea que los conozcamos o no. Por un lado, hay organizaciones exitosas y competitivas, y por otro lado, hay organizaciones que se reestructuran, se fusionan o simplemente quiebran. Independientemente de la actual situación de su organización, podemos observar que hay una relación directa entre el éxito y el apego a los PRINCIPIOS DE LA COMPETITIVIDAD. Las organizaciones que los respetan, sobreviven, triunfan, y le dan valor a la sociedad. Las organizaciones que los violan, sufren, se angustian, agonizan, y finalmente quiebran.

Por supuesto, el hecho de escuchar frecuentemente el nombre de organizaciones transnacionales, no  necesariamente hace que por ser famosas, sean altamente competitivas. Igualmente, el hecho de desconocer el nombre de una organización, no hace que ésta no sea competitiva. La presencia de cada una de ellas en su mercado, determina su nivel de competitividad.

La competitividad de una organización tiene mucho más que ver con la capacidad para competir adecuadamente en un mercado específico, que con su tamaño, su nivel de facturación o su antigüedad.

DEFINICIÓN DE COMPETITIVIDAD

Competitividad, es la capacidad que tiene una organización para incrementar, consolidar y mantener su presencia en el mercado.

La competitividad tiene que ver más con el progreso continuo de la propia organización, que con el choque frontal y el opacamiento de los competidores. La competitividad, tiene que ver con el nivel de evolución y madurez de la propia organización a través del tiempo. La competitividad tiene que ver con la capacidad de la organización para atraer más clientes, para ser más eficiente, para mantener un ritmo constante de innovación, para atraer, motivar y desarrollar a su personal y para volver la vista atrás y decir orgullosamente ¡vaya, cuánto hemos mejorado!

El tamaño y la antigüedad en el mercado, son dos factores que no hacen por sí solos que una organización sea o no competitiva. Organizaciones pequeñas y jóvenes, muchas veces tienen más flexibilidad para adecuarse rápidamente a los cambios. El éxito siempre es cuantificable, y se mide,  en ventas, utilidades, participación de mercado y resultados de negocio. La salud y la enfermedad no se pueden ocultar fácilmente.

La organización competitiva transpira salud.  La organización no competitiva transpira vulnerabilidad.

La competitividad es un término relativo. Quien es competitivo el día de hoy, tal vez mañana ya no lo sea, y viceversa. La competitividad implica, mantenerse despierto y siempre activo. La organización que se confía y subestima a los competidores, pierde competitividad.

¿Recuerda usted la fábula de la liebre y la tortuga? Tanto se confió la liebre de su velocidad, que decidió tomarse una siesta. Mientras tanto la tortuga, conociendo su lentitud, siempre se mantuvo andando, hasta que llegó a la meta. Cuando la liebre despertó, por más que corrió ya no le pudo ganar a la tortuga. La moraleja de la fábula es “Hasta las tortugas pueden ganar”.

La moraleja de las empresas es:

“No importa si corres lento o rápido, incorpórate al ritmo de la competitividad”


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