Estrategia Empresarial | La retroalimentación una habilidad valiosa

¿Qué es la retroalimentación?

La palabra retroalimentación proviene de los sistemas cibernéticos y del desarrollo de los cohetes espaciales. En términos generales se refiere a un tipo de información que permite comparar los resultados de una acción determinada con los objetivos perseguidos. Por ejemplo, la estación terrestre da seguimiento a la marcha del cohete y le envía informaciones que le permiten seguir su rumbo o corregido si está desviándose de la ruta fijada.

En las relaciones interpersonales se experimentan a veces desvíos con respecto a las metas que se desean alcanzar. En tales casos es conveniente usar un mecanismo de retroalimentación para mejorar dichas relaciones y sobre todo, para enriquecerlas.

La retroalimentación es una forma de ayudar a otra persona o a un grupo, para que consideren la posibilidad de efectuar cambios en su conducta. Consiste en comunicar información sobre un comportamiento en particular. La otra persona puede utilizar esta información para adquirir mayor conciencia de cómo afecta su conducta a los que le rodean y para estimular cambios positivos en la misma, en sus sentimientos, actitudes y reacciones.

También la persona que hace observaciones recibe ayuda: el hecho de ofrecer información a otra persona o grupo sobre cómo percibe su conducta, no sólo los ayuda a ellos, sino que también ofrece la oportunidad de que el grupo o la persona señale cuán correcta o erróneamente es percibido un comportamiento determinado.

Cada uno de nosotros percibe las cosas, los hechos, los comportamientos, de acuerdo con las particulares concepciones del mundo y de las relaciones. Se aprende acerca de las personas y de los grupos de la misma forma que cualquier otra materia, esto es, a través de la experiencia y como respuesta a los estímulos que se presentan a lo largo de la vida.

En la medida en que los resultados de nuestras actitudes corresponden o no a nuestros objetivos, la retroalimentación nos permite rectificar o modificar nuestra conducta. En una experiencia grupal, el estímulo es la conducta propia y de las demás personas. Las consecuencias de cada acción se verifican al prestar atención a los sentimientos propios y de los demás, al crear conciencia y al aumentar la sensibilidad hacia las reacciones emocionales y expresiones de nosotros mismos y de las demás personas.

La habilidad de dar y recibir retroalimentación es uno de los recursos básicos para que un dirigente conduzca a su grupo de manera adecuada y, a la vez, para que avance en su propio proceso de desarrollo individual, laboral y social. La retroalimentación es una habilidad que puede ser aprendida y desarrollada paro facilitar el conocimiento de uno mismo a través de como nos perciben los demás. El posible alcance y la eficacia de la retroalimentación están determinados en gran parte por el grado de confianza dentro del grupo y entre las personas interesadas.

Ventajas de la retroalimentación:
  • Al ser reconocidos, apoya y estimula modos de comportamiento positivos.
  • Corrige modos de comportamiento que no favorecen en su progreso al interesado ni al grupo o que no están suficientemente ajustados y conformes con la verdadera intención.
  • Aclara las relaciones entre personas y ayuda a comprender mejor al otro. Si todos los miembros de un grupo están dispuestos a establecer una relación de ayuda crecen considerablemente las posibilidades de aprender unos de otros.
  • Es el mejor medio para comparar sistemáticamente la percepción de otra persona con la de uno mismo, y ajustar diferencias para lograr una mejor y más sana comunicación.
Cómo dar retroalimentación efectiva Para que la retroalimentación surta efecto, debe tener las siguientes características:
  • Es más bien descriptiva que evaluativa. Al describir una reacción ante determinada conducta dejamos a la persona en libertad de hacer uso de la información en la forma en que se considere conveniente. Al evitar el lenguaje evaluativo, se reduce la tendencia de la otra persona a defenderse.
  • Es específica, no general, por lo mismo se basa en hechos comprobable s y en ejemplos que la persona pueda reconocer. Por ejemplo, Si se le dice a una persona que ‘es dominante’, probablemente no le sea tan útil como si le dice: “Ayer cuando tratamos de decidir donde poner el escritorio, no escuchaste mis argumentos y me vi forzado a aceptar tu decisión”.
  • Conviene recordar que la conducta de una persona no debe ser calificada en su totalidad con base en un hecho específico.
  • Toma en consideración las necesidades, tanto del que la recibe como las del que la ofrece. La retroalimentación puede ser destructiva cuando sólo responde a las necesidades individuales del que la persona que la ofrece, sin tomar en consideración las de la persona que la recibe.
  • Está dirigida hacia el comportamiento que puede ser modificado. Cuando se señala alguna imitación sobre la cual la persona no tiene control alguno, sólo se logra aumentar su frustración.
  • Es más efectiva cuando es solicitada, no impuesta. Será más útil cuando la propia persona ha formulado la pregunta que permite al observador manifestar sus percepciones. Esta pregunta puede ser verbal o no verbal, ya que con nuestra propia conducta podemos comunicar a las personas que nos rodean nuestro interés en recibir retroalimentación.
  • Si no es la persona quien solicita la retroalimentación, debe prepararse a la persona, explicándole el asunto antes de describir la situación.
  • No debe contener mensajes contradictorios u opuestos entre sí. Si deseamos que sea beneficiosa para la relación, la retroalimentación debe darse en forma de un mensaje que sea congruente. Por tanto, es importante que los aspectos verbales y no verbales tengan el mismo sentido. De lo contrario, la persona que recibe retroalimentación no sabrá a cuál aspecto de la comunicación debe responder.
  • Deben usarse palabras que puedan ser definidas a partir de experiencias comunes a la persona que da y a la que recibe la retroalimentación. Cuando se usan palabras complejas se dificulta la comprensión del mensaje.
  • Debe ser dada en el momento preciso. En general, es mucho más efectiva si se ofrece inmediatamente después de que una conducta determinada se ha manifestado dependiendo, naturalmente del estado de ánimo de la persona o grupo, y del grado de apoyo que puedan ofrecer los demás.
  • Debe ser comprobada para asegurarse de que hubo una buena comunicación. Una forma de lograrlo es pedir a la persona que recibe retroalimentación, que repita con sus propias palabras lo que se ha tratado de comunicarle. De esta manera tanto quien recibe como quien envía el mensaje tiene la oportunidad de comprobar el grado de comunicación.
Como dirigente usted continuamente deberá dar retroalimentación a sus colaboradores.

Asegúrese de que ésta sea dada en una forma clara y objetiva para que el mensaje no se distorsione, y recuerde que cabe la posibilidad de que la persona a quien se da la retroalimentación opte por aceptarla o no, una vez que la verifica con su propia experiencia.

En resumen, la retroalimentación es una forma de ofrecer ayuda, es un mecanismo que el individuo puede usar si desea aprender acerca de su comportamiento en relación a las metas que persigue en su vida.


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