Todas las personas necesitamos ayuda y orientación para tomar buenas decisiones y elegir el camino correcto. Cotidianamente nuestra vida está llena de caminos y decisiones. El enfermo acude al doctor por guía y tratamiento. El niño acude a la escuela por conocimientos. Los adolescentes acuden a la preparatoria para aprender a desarrollar su capacidad intelectual. Los jóvenes acuden a la Universidad para tener una especialidad que les sirva de base para ser productivos. El directivo asiste a maestrías, diplomados y doctorados para especializarse en un área. El empresario visita ferias y exposiciones industriales para mantenerse en la vanguardia tecnológica.
El común denominador de estas personas y de la mayoría de nosotros es el interés por adquirir información y conocimientos que nos ayuden a ver con mayor claridad el camino que debemos seguir. La capacitación al ir por información y conocimientos es sólo una tercera parte del proceso de aprendizaje. Una segunda parte es la experiencia que nos da la observación y el análisis de lo que nos rodea. La última tercera parte es contratar al consultor que traiga sus conocimientos y experiencia a nosotros.
Las principales razones que tiene un empresario o un directivo para contratar servicios de consultoría son:
- La empresa obtiene un impulso tecnológico que le ayuda a acelerar su propio desarrollo organizacional.
- La empresa cuenta con un punto de vista externo que le permite visualizar los resultados a corto, mediano y largo plazo.
- La empresa detecta y modifica los paradigmas organizacionales que le impedían mejorar su posición competitiva.
- La empresa tiene un consultor imparcial y profesional que lo atiende y apoya veinticuatro horas al día.
- Si pudiéramos entender el costo-beneficio de contratar a un consultor con relación a la opción de que la empresa siga su propio ritmo de desarrollo en base a su capacitación y experiencia tendríamos los resultados que se muestran en la siguiente gráfica.
Por lo tanto, aunque haya algunas empresas altamente desarrolladas que ya no necesitan servicios de consultoría, la gran mayoría de las empresas todavía tiene necesidad de mantener un ritmo constante de desarrollo que les permita estar a la vanguardia o que les permita tener una participación digna dentro del(os) mercado(s) en que participan.
Formas de adquirir conocimiento
Los empresarios y directivos para adquirir conocimiento y resolver los problemas que se les presentan en el trabajo tienen tres opciones: Tomar capacitación (en Universidades, Cámaras, Asociaciones Industriales y otras Instituciones), ganar experiencia (a través del tiempo al observar y analizar lo que los rodea) y contratar a un consultor.
Aun cuando todos los empresarios y directivos necesitan en muchas ocasiones consultores que les ayuden a resolver sus problemas, a lo largo de este libro nos concentraremos en los empresarios y directivos que contratan o desean contratar servicios de consultoría.
De hecho, la cultura empresarial del siglo XXI requiere una mayor madurez en materia de consultoría y capacitación, tanto de las empresas que lo requieren como de las personas físicas y morales que brindan este servicio.
El que una empresa se decidiera a esperar a que por sí misma (con sus conocimientos, experiencia y recursos) pudiera desarrollar las técnicas y metodologías directivas, administrativas y operativas que requiere para competir exitosamente en el mercado, puede ser un proceso lento y en ocasiones lleno de contratiempos.
Imagine por un instante cómo podría una empresa mantenerse actualizada y a la vanguardia si no tuviera asesoría sobre:
- Instalación, operación y mantenimiento de una red de cómputo.
- Uso de software especializado para control interno y para comunicación con clientes, colaboradores y proveedores.
- Estrategias fiscales.
- Selección, compra y renovación de maquinaria y equipo.
- Planes de mercadotecnia.
- Administración logística y manejo de almacenes e inventarios.
- Sistemas de Justo a Tiempo.
- Diseño e implantación del Sistema de Calidad basado en las NORMAS ISO 9000.
- Sistemas de Administración Ambiental basado en las Normas ISO 14000
- Diagnósticos de Competitividad.
- Diseño e Implantación del Sistema de Competitividad.
- Renovación de Cultura Organizacional.
- Implantación de un Proceso de Planeación Estratégica.
- Implantación de Proyectos de Mejora.
- Elaboración de Manuales de Políticas y Procedimientos.
- Planes y Programas de capacitación en base a detección de necesidades.
- Comercio Internacional.
- Reingeniería de Procesos.
Empresa Autodiseñada Vs. Empresa Normalizada
El hecho de que una empresa exista en el mercado no significa necesariamente que es una empresa competitiva que funciona de una manera normal. Hay una gran diferencia entre una empresa autodiseñada y una empresa normalizada.
¿Qué tipo de empresa es la tuya? ¿Autodiseñada o Normalizada?
Si una empresa quiere ser competitiva, en primer lugar necesita normalizar su administración y su operación. Por supuesto, la necesidad, las circunstancias, las exigencias del mercado, los resultados de negocio, los avances tecnológicos y la competencia han hecho que las empresas poco a poco vayan contratando la gente experta en algún tema para que se vayan incorporando a su propia estructura organizacional. Ahora debido a estas necesidades es común ver puestos de Informática, Logística, Reingeniería, Planeación, Mercadotecnia, Merchandising, Aseguramiento de Calidad, ISO 9000, Servicio a clientes, Nuevos Negocios, Auditoría, etc.
Muchas de estas personas contratadas fungen actualmente como asesores internos y de planta en la empresa. Algunos llegaron como asesores externos y se quedaron. Otros más, allí se hicieron consultores o mejoraron sus conocimientos y de allí en un futuro se independizaran. Los demás se quedarán en esa u otra empresa acumulando conocimientos, perfeccionándose en el puesto que desempeñan y ascendiendo poco a poco en la difícil pirámide organizacional.
Los consultores brindarán mejores productos y servicios en función de las exigencias y madurez de las empresas y del incremento constante de su propio nivel de competitividad. Los resultados cuantitativos (ventas, utilidades, número de empresas, retención de empresas, número de proyectos, horas de consultoría, innovación de modelos, etc. ) y los resultados cualitativos (imagen, prestigio, recomendación de los clientes, efectividad de los modelos directivos, administrativos y operativos de asesoría, impacto en el crecimiento y desarrollo de los clientes, madurez personal, profesionalismo, efectividad, etc.) darán como beneficio satisfacción a las empresas atendidas, satisfacción a los colaboradores del despacho de consultoría y satisfacción a los propios consultores.
Finalmente más allá del uso o no de servicios de consultoría lo importante para la empresa es la obtención de resultados que satisfarán tanto a los clientes como a los colaboradores y a los accionistas.