Tendencias Sociales | Manejo efectivo del Estrés 1a. parte.

Patricia Gómez Fuentes

“La mejor arma contra el estrés es la habilidad

para elegir un pensamiento sobre el otro”

William James

¿Estrés positivo o estrés negativo?

Si somos partidarios de pensar que el estrés es una fuerza negativa, perjudicial, que nos desgasta y nos hace ineficientes e irascibles, he aquí una información que puede ayudarnos a cambiar de idea y enfocarlo desde una perspectiva diferente.

Aunque no lo creamos, el estrés es un factor esencial e indispensable en la vida, el cual no sólo actúa como mecanismo adaptativo, sino como fuerza impulsora que nos permite luchar para cubrir nuestras necesidades, lograr nuestras metas y trabajar en forma más inteligente.

El estrés nos acompaña desde tiempo inmemorial, es parte de nuestro acervo natural de reacciones que como organismos vivos presentamos ante situaciones que requieren una respuesta inmediata y pertinente al evento. Esto permitió al hombre de las cavernas enfrentar los peligros ante una fiera o una catástrofe natural, activando una serie de dispositivos internos para afrontar las circunstancias amenazantes e impulsando a la persona a huir o atacar y así, salir airoso ante las diversas demandas del ambiente. Estas dos reacciones, huir o atacar, son las responsables de la sobrevivencia y evolución del ser humano.

En aquellas épocas, cuando pasaba el peligro, los hombres y mujeres primitivos podían descansar en su cueva y recuperar así la energía perdida. En contraste, en el mundo actual nos enfrentamos a amenazas diversas en las cuales la posibilidad de huir o atacar en la mayoría de las ocasiones no es una opción viable, aunado a ello, el continuo trabajar contra reloj inhibe la posibilidad de recuperar la energía perdida como lo hacían nuestros lejanos ancestros.

Hoy por hoy, nos enfrentamos a multiplicidad de factores presionantes: al complejo mundo del trabajo, a la vida urbana con todas sus complicaciones, a exigencias laborales y familiares cada vez más altas, a presiones económicas y a un sin fin de circunstancias que pueden generar en la persona un alto nivel de tensión y convertirse en estrés prolongado y crónico.

¿Qué es el estrés de trabajo?

Puede definirse como las reacciones físicas y psicológicas que ocurren cuando las exigencias del trabajo no logran el equilibrio con las capacidades, los recursos o las necesidades de la persona y repercuten negativamente en la salud física y/o mental de la persona.

El concepto del estrés laboral muchas veces se confunde con el desafío, sin embargo, estos conceptos no tienen el mismo significado. El desafío implica la aplicación del estrés positivo, esta energía que nos vigoriza mental y físicamente; que nos permite responder adecuadamente a las diversas circunstancias con precisión, con calidad y nos motiva a aprender habilidades nuevas, a estar alertas y listos para la acción, a actuar con precisión y tomar decisiones acertadas.

Lo cierto es que para muchos ejecutivos, la situación es diferente— el desafío se convierte en un cúmulo de obligaciones y exigencias exageradas de trabajo. Una actitud de responsabilidad, se traduce en obsesión por alcanzar las metas.

La exigencia de actuar en forma acertada e inmediata, se torna en un sentido de urgencia permanente. A este tipo de presión constante sin una apropiada recuperación de la energía personal, se le ha denominado “distres” o estrés negativo, el cual es responsable de los efectos nocivos en los sistemas biológico y psicológico de la persona.

¿Cuáles son las causas del estrés en el trabajo?

Aunque no se puede ignorar la importancia de las diferencias individuales en el manejo del estrés, la evidencia científica sugiere que ciertas condiciones de trabajo pueden convertirse en fuente de alta presión para las personas que prestan sus servicios dentro de las organizaciones: condiciones pobres de trabajo, poca claridad en la delimitación de responsabilidades, crecientes estándares de desempeño, altas expectativas sobre el cumplimiento de metas, jornadas excesivas, competencia intensa, solicitudes apremiantes de los clientes, plazos de entrega cada vez más cortos, proveedores que no cumplen compromisos y un estilo de liderazgo inapropiado, son algunas causas frecuentes de estrés en el trabajo.

¿Cómo se produce el estrés negativo?

En el momento en que la persona percibe un hecho que lo coloca en posición de alerta, la reacción del cerebro es preparar al cuerpo para la acción. El sistema nervioso se activa, las hormonas se liberan para alertar los sentidos, se acelerara el pulso, aumenta el ritmo de trabajo de pulmones y corazón, se tensan los músculos para actuar de manera inmediata, entre otras reacciones.

Estos cambios orgánicos propician una serie de comportamientos funcionales relacionados con la sobrevivencia, por lo tanto, los episodios breves de estrés representan bajo riesgo. Empero, cuando las situaciones estresantes se repiten, el sistema nervioso recibe con demasiada frecuencia señales de alarma a fin de prepararse una y otra vez a responder y el organismo no tiene oportunidad de recuperar la energía perdida, lo cual compromete seriamente el equilibrio integral de la persona.

Numerosas investigaciones han considerado la estrecha relación entre el estrés y una gran variedad de enfermedades. La evidencia sugiere que el estrés es significativamente responsable en varios tipos de problemas crónicos de salud, particularmente, afecciones músculo-esqueléticas, alteraciones de humor y del sueño, dolor de cabeza frecuente, algunos tipos de gastritis y colitis, alteraciones del apetito e incluso enfermedades cardiovasculares.

De acuerdo con investigaciones realizadas en la Universidad de Laval en Québec, se observó que quienes mantienen un trabajo altamente presionante y un escaso equilibrio entre su vida laboral y personal, denotan una presión arterial dos puntos por encima de aquellas personas adictas al tabaco y con altos índices de colesterol.

En otro estudio, el Dr. José Antonio Mafud de Carvalho de Brasil, en una investigación reveladora en la cual obtuvo hallazgos alarmantes, señala que de 400 chequeos médicos que realizó a presidentes, vicepresidentes, directivos y gerentes de compañías extranjeras y brasileñas el 70% de los ejecutivos presentan altos efectos negativos en la salud por tensión laboral, 68 % presentan sobrepeso, el 62% es sedentario, el 27% muestra índices elevados de triglicéridos, el 18% toma bebidas alcohólicas más de lo recomendable y el 17% sufre de hipertensión.

Además señala que estas cifras van en aumento. De acuerdo con la Publicación Mensual de Medicina Ocupacional y Medioambiental en USA, los gastos de asistencia médica son casi 50% más elevados para ejecutivos que reportan niveles altos de estrés y el 70 % de las consultas médicas tienen que ver con padecimientos asociados a altos niveles de estrés negativo. Las proyecciones de los especialistas de la Organización Mundial de la Salud, advierten que los problemas cardiacos de adultos en edad productiva, serán la principal causa de muerte en el mundo en el 2025.

El estrés, la salud, y la productividad

Estudios recientes de las organizaciones denominadas “sanas” sugieren que las políticas y estrategias orientadas a beneficiar la salud de las personas repercuten en una mayor productividad y mejores beneficios económicos para la empresa.

Una organización sana se define como aquella que siendo productiva, genera paralelamente un clima armónico de trabajo, tiene bajas tasas de ausentismo por enfermedad, lesiones e invalidez en su personal y se mantiene su nivel de competitividad en el mercado. En otras palabras, la productividad lograda no es a costa de la salud, su foco se dirige a buscar una salud productiva en la empresa.

Las investigaciones de NIOSH*, Estados Unidos (Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional) han identificado algunas características organizacionales asociadas con ambientes de estrés moderado y altos niveles de productividad. Entre estas características se incluyen las siguientes:

  • Apoyo y seguimiento sistemático a la capacitación del personal
  • Metas realistas y alcanzables
  • Oportunidades de carrera profesional en la empresa.
  • Prácticas directivas y gerenciales que concuerdan con los valores organizacionales
  • Reconocimiento a empleados por un buen rendimiento en el trabajo
  • Una cultura organizacional que valora al personal de todos los niveles jerárquicos

Por lo tanto, la salud personal y la productividad empresarial requieren un adecuado equilibrio entre el estrés positivo y el estrés negativo.

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